Hacer un crucero es la mejor forma para viajar cómodamente, visitar varias ciudades e incluso países en poco tiempo y vivir una experiencia relajante y llena de entretenimiento. Una forma de viajar muy distinta, con unas ventajas que solo un crucero te dará.
A la hora de escoger tu crucero te encontrarás con un eterno dilema con la comparación entre hacer un crucero marítimo o un crucero fluvial, debemos tener en cuenta que un barco que viaja por océanos y mares no cuenta con las mismas prestaciones y características que un barco fluvial que viaja por el río.
Algunas de las principales diferencias entre un crucero por el mar y un crucero por el río que queremos destacar son:
El tamaño del barco
En primer lugar, hablamos del tamaño de los navíos. Esta característica es la que condiciona las actividades, aforo y tipo de navegación de los cruceros.
Los cruceros marítimos cuentan con barcos generalmente grandes. La mayoría de compañías cuentan ya con grandes transatlánticos que parecen verdades ciudades flotantes con una media de 3.000 o 4.000 pasajeros a bordo.
Los navíos de los cruceros fluviales tienen un tamaño y calado menor al viajar por ríos en lugar de océanos o mares. Su capacidad está entre 150 y 300 pasajeros en un ambiente más familiar o personalizado. La gran ventaja de estos navíos más pequeños es que pueden viajar visitando ciudades del continente europeo o asiático navegando los ríos más importantes del mundo, por ejemplo. También zarpan de los propios puertos fluviales que se sitúan en pleno centro de las ciudades.
Navegación y rutas
La navegación es otra de las particularidades que nos harán decantarnos por uno u otro tipo de crucero.
Normalmente, los cruceros marítimos navegan por la noche para llegar a los puertos de destino al amanecer y así los pasajeros puedan visitar las ciudades durante el día.
Las rutas son muy apetecibles, con destinos muy diversos en la misma travesía. Existen cientos de opciones con rutas por el mediterráneo, por el Caribe o por el océano Indico, entre otras.
La duración es muy variable, con opciones para esos que no tienen mucho tiempo con cruceros de 4 días o cruceros más completos en rutas como los de 15 días.
En cuanto a los cruceros fluviales, tienen rutas más cortas y su navegación es solo durante el día, lo que hace de estas rutas unas travesías preciosas por el río, tanto el tiempo de navegación como los destinos.
Actividades a bordo
A la hora de hacer un crucero marítimo, es posible que haya rutas que cuentan con días completos de navegación. Este hecho, lejos de preocuparnos nos permitirá disfrutar de la gran cantidad de actividades y opciones que tenemos a bordo de estas ciudades flotantes.
Encontrarás navíos con impresionantes instalaciones, con bares y restaurantes, espectáculos, gimnasios, piscina, SPA, casinos, guarderías, y todo tipo de actividades que te harán sentir como en un hotel de 5 estrellas.
Aunque podemos encontrar cruceros fluviales con algunas actividades, los cruceros fluviales se centran más en los destinos que en la experiencia a bordo del barco.
En definitiva, si queremos un viaje impresionante con largas distancias navegables, visitar diferentes países y ciudades en poco tiempo con todo el lujo de una ciudad flotante, un crucero marítimo es tu mejor opción.
Se trata de una gran ocasión para conocer gente y es un tipo de plan de viaje ideal para vivir experiencias románticas o celebrar viajes de novios, disfrutar del tiempo en familia y realizar un viaje inolvidable.
Si en su lugar, estás buscando una experiencia tranquila, con navegación diurna unas preciosas vistas de las ciudades, navegando en un crucero por el Rin o un crucero por el Danubio te recomendamos realizar un crucero fluvial. Los viajeros que se inclinan por los cruceros fluviales suelen interesarse más por el slowtravel, un turismo más relajado y centrado en actividades green al aire libre relacionadas con la cultura (visita de museos, ciudades, monumentos, etc) y los deportes (bicicleta, pesca, etc.).